Santo
Cáliz de la Última Cena. Santo Grial
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El
Santo Cáliz es la copa donde según la tradición Jesús
instituyó la eucaristía el Jueves Santo antes de ser
crucificado, según se nos cuenta en las Sagradas Escrituras.
Nos referimos a la Última Cena. También conocido como
Santo Grial, esta palabra procede del francés "Graal"
que a su vez deriva del latín "gradalis" que
era una especie de plato o cuenco para poner alimentos.
La palabra cáliz procede del griego "kilix"
que significa vaso y que se aproxima mas a la realidad
histórica del vaso sagrado. El término Grial tuvo su
aceptación en épocas medievales a raíz de las leyendas
que sobre el rey Arturo circularon por gran parte de
Europa, pero se alejan de los datos históricos y hemos
de considerarlas como bellas leyendas medievales. Diversos
personajes se han referido al Santo Cáliz con distintas
denominaciones, así San Pablo lo llamó "Cáliz de
Bendición", "Vaso del Señor" fue llamado
por San Atanasio y "Copa Mística" por San
Ambrosio.
La
tipología de los cálices ha evolucionado a lo largo
del tiempo y si hasta el siglo X iban provistos habitualmente
de asas, a partir de ese momento y hasta el siglo XIII
adoptaron forma semiesférica unido por un tallo a un
pie. Hacia finales de esta centuria comienzan a aparecer
los vasos ojivales. Estos se mantuvieron hasta bien
entrado el siglo XVI, en estos casos el tallo que lo
sujeta al pie se decora con un nudo prismático y el
pie viene a ser proporcional a la copa con el fin de
que no pierda estabilidad. Normalmente el pie adopta
forma polilobulada. A partir del siglo XVI la forma
de la copa se hace acampanada y durante los siglos XVII
y XVIII los cálices se adornan con una fuerte decoración
vegetal en contraposición a los cálices actuales que
buscan la sencillez y pureza de líneas.
El
Santo Cáliz se encuentra, para su veneración en la Capilla
que lleva su nombre en la Catedral de Valencia.
Esta capilla antes fue Aula Capitular de la Catedral
(construida entre 1356 y 1369) y albergaba la Cátedra
de Teología confiada a los religiosos dominicos. Cuando
terminó esta función, la capilla se dedicó al Cristo
de la Buena Muerte. En 1916 se consagró al Santo Cáliz.
El Vaso Sagrado se sitúa en un templete gótico incorporado
al retablo del Altar.
El
Santo Cáliz ha sido inspirador de numerosas leyendas
cuya característica común es la realización de fantásticas
y heroicas gestas por parte de caballeros medievales
llenos de virtudes y religiosidad. La leyenda surgió
durante la estancia del Santo Cáliz en San Juan
de la Peña (Huesca), monasterio aislado entre montañas
que inspiró todo el misterio y enigma que ha rodeado
las historias medievales sobre el Santo Grial.
Estas
leyendas se propagaron por Europa en boca de juglares
y trovadores. Las más antiguas datan del siglo XII.
En general, casi todas están basadas en el Evangelio
apócrifo de Nicodemo y en la historia de José de Arimatea.
Se habla de una copa misteriosa que contiene el elixir
de la juventud y que se encuentra en un lugar inaccesible,
entre abruptas montañas. Sus guardianes son los Caballeros
del Santo Grial.
Nuestro
Santo Cáliz, parte según la tradición más aceptada,
que la copa usada en la Última Cena por Jesús quedó
en propiedad de San Pedro, que este la llevó a Roma
y quedó en poder de los sucesivos Papas que fueron los
encargados de su custodia. Los papas lo usaban en la
celebración de la Eucaristía, pues según atestigua el
Canón Romano, traducción de un texto griego primitivo:
"Tomó este cáliz glorioso en sus santas y venerables
manos", lo que nos confirma que el cáliz usado
por los papas era el mismo utilizado por Jesús. En Roma
permaneció dos siglos hasta que el Papa Sixto II (243-258)
ordenó, poco antes de su martirio el 6 de agosto del
258 a su diácono Lorenzo que escondiera el Santo Cáliz.
San Lorenzo envió el Cáliz a su tierra natal, Huesca,
antes de su propio martirio. Esto ocurría en el año
258 ó 261.
Las
peripecias del Santo Cáliz y de como fue enviado a Huesca
por San Lorenzo están recogidas en "La vida de
San Lorenzo" escritas por el monje agustino San
Donato en el siglo VI. Según esta crónica, San Lorenzo
le entregó la Copa en Roma a un compatriota suyo natural
de Hippo (actual Yepes en la provincia de Toledo), con
el encargo de que fuera entregada a sus familiares en
la ciudad de Osca (actual Huesca). Según esta historia
el nombre de este cristiano hispano era Precelio.
El
Santo Cáliz quedó en poder de la iglesia oscense hasta
que fue depositado en la Iglesia de San Pedro el Viejo
en la ciudad de Huesca. Ante el avance musulmán en el
año 712 el Santo Cáliz empieza un peregrinaje por distintos
lugares siempre bajo la vigilancia de los obispos correspondientes
hasta que en el año 1076 llega al Monasterio de San
Juan de la Peña donde queda asegurado ya que el peligro
musulmán en el norte de España había sido conjurado.
En este periplo se cree que el Santo Cáliz llevado en
un primer momento por el obispo Acisclo estuvo en la
Ermita-Cueva de Yebra en Basa, más tarde en San
Pedro de Siresa, en San Adrián de Sásabe y en Bailo
(cerca de Jaca), todas estas poblaciones en el pirineo
oscense.
Hacia
1045 el Santo Cáliz recala en la Catedral de Jaca, ciudad
considerada como la primera capital del Reino de Aragón.
En 1076 el obispo de Jaca don Sancho, que era monje
de San Juan de la Peña lo lleva a este monasterio donde
permanecerá hasta el año 1399 en que el rey Martín el
Humano se lo queda en propiedad.
Estructura
El
Santo Cáliz consta de tres partes: La copa propiamente
dicha, el pie y una estructura de dos asas que une ambas
partes.
La
copa superior Es de piedra llamada calcedonia
de color rojo oscuro. Tiene forma semiesférica. La calcedonia
es un conglomerado de cristales de cuarzo, en una variedad
llamada cornarina, muy semejante al ágata.
Se
trata de una copa procedente de un taller oriental,
helenístico romano fechable entre los siglos IV antes
de Cristo y I después de Cristo.
Sus
dimensiones son: 9,5 cm. de diámetro de la boca, 5,5
cm. de profundidad y 7 cm. de altura. En la copa se
puede observar una pequeña rotura, consecuencia de una
caída accidental que sufrió el Viernes Santo de 1744
(3 de abril). Inmediatamente se procedió a la recomposición
de la Copa por parte del platero Luis Vicent, levantando
acta notarial del hecho don Juan Claver. Esta copa superior
es el verdadero Cáliz.
Hay
que hacer notar que el Santo Cáliz fue usado con regularidad
para celebrar la Eucaristía pero a raíz del accidente
antes mencionado, se dispuso que el Santo Cáliz fuera
guardado entre las reliquias de la Catedral a fin de
evitar futuros accidentes.
La
vara de unión (Nudo y asas) Debajo de la copa,
están la vara, con su nudo, y las asas, todo ello de
oro y con primorosos adornos burilados al gusto griego.
Tiene unas dimensiones de 7 centímetros de altura.
Las
asas, el nudo y la orfebrería gótica es de finales del
siglo XIII o principios del siglo XIV. Los dibujos llamados
de nielado, es una técnica decorativa semejante a la
incrustación. Se trazan sobre el metal unos surcos formando
un dibujo que luego se rellena con una amalgama de color
negro compuesto por plata, cobre, plomo y azufre llamada
niel.
El
pie Se trata de un vaso ovalado invertido del
mismo color que la copa. Reforzada con armadura de oro,
adornada con dos rubíes, dos esmeraldas y veintiséis
perlas, en vez de las veintiocho que tenia antes, pues
se perdieron dos. Sus dimensiones son; 14,5 cm. en el
eje mayor, 9,7 cm. en el menor y 5 cm. de altura.
Los
tirantes del pie y reborde perforado del mismo son obra
de muy inferior calidad, fechada en la segunda mitad
del siglo XIV. Lo más seguro es que haya sido puesta
con posterioridad al nudo y a las asas para asegurar
mejor la unión de la copa con el pie. También puede
ser de la misma fecha que el resto de la orfebrería,
pero de otra mano menos hábil.
La
base es de piedra tallada en calcedonia, con reborde
de oro, originaria quizás de un taller cordobés, o tal
vez fatimita y fechable entre los siglos X al XII. Es
muy probable que fuera usada como incensario antes de
acabar como base ornamental para el cáliz. En una de
las vertientes del pie y en el lazo izquierdo aparece
esgrafiada una inscripción árabe en caracteres
cúficos que dice "para la más floreciente"
en alusión a la ciudad cordobesa de Medina Azahara (Antonio
Beltrán).
Todo
el conjunto tiene una altura de 17 centímetros.
Historia
Según
análisis científicos, se ha podido datar la copa entre
el siglo IV a.c. y el I d.c. y determinar su origen
oriental, de algún lugar entre Egipto y Palestina. El
pie es un añadido posterior, hacia el siglo XIV y se
trata de un vaso califal del siglo XI. Las piedras y
perlas preciosas que lo adornan debieron ser engarzadas
durante su estancia en el monasterio de San Juan de
la Peña. A esta conclusión llegó el profesor y catedrático
de arqueología Antonio Beltrán que en 1960 publicó un
libro con el resultado de los estudios que había realizado
sobre el Santo Cáliz y que hasta la fecha es el único
que se ha realizado de un modo científico.
Los
primeros documentos históricos que se conservan en el
que se menciona el Santo Cáliz de la Última Cena, datan
del año 1399, y son dos cartas que escribe el rey de
Aragón Martín el Humano (* Gerona 1356 † Barcelona 1410)
en las cuales solicita al prior del Monasterio de San
Juan de la Peña le haga entrega del Cáliz de Nuestro
Señor. La primera carta lleva fecha 29 de agosto de
1399. El segundo escrito lleva fecha del 23 de Septiembre
de 1399. En esta última, el rey Martín el Humano reitera
al monasterio de San Juan de la Peña que le ceda esta
joya. Los monjes decidieron acceder a los deseos del
rey y el Santo Cáliz pasó a ser venerado en la Capilla
del Palacio de la Aljaferia en Zaragoza, residencia
del monarca, el 26 de septiembre de 1399. El documento
de donación se conserva en el Archivo de la Corona de
Aragón en Barcelona y en él se hace constar que el Santo
Cáliz fue remitido desde Roma con una carta de San Lorenzo,
carta que no se conserva y que parece ser solo se recoge
en la tradición oral. En esta época el cáliz ya tenía
el actual aspecto que hoy podemos observar.
En
el nombre de Dios, dejad que todos sepan que, como el
más excelente príncipe y señor don Martín, por la gracia
de Dios Rey de Aragón, Valencia, Cerdeña y Córcega y
Conde de Barcelona, Rosellón y Cerdeña, ha deseado y
procurado afanosamente tener en su capilla real ese
Cáliz de piedra en el que nuestro Señor Jesucristo,
en su santa cena, consagró su preciosa sangre, y que
el bendito Lorenzo que lo recibió de San Sixto, sumo
Pontífice a la sazón, que era su discípulo y diácono
de Santa María in Dominit, la envió y entregó con una
carta suya al monasterio y convento de San Juan de la
Peña, situado en las montañas de Jaca del Reino de Aragón,
con cuyo Cáliz, los abades, priores y sacerdotes del
monasterio se acostumbraron después de consagrar; y
para tener éste Cáliz el antes mencionado Rey envió
al reverendo en Cristo Padre Antonio, arzobispo de los
atenienses, su ministro, a este mismo monasterio. Finalmente,
el viernes 26 de septiembre del año del nacimiento del
Señor 1399, que ese reverendo arzobispo y el religioso
fray Bernardo, prior de ese monasterio, declararon al
Rey en su capilla menor del Palacio de la Aljaferia
de la ciudad de Zaragoza, que cuando el documento de
él fue explicado a los sacerdotes del monasterio, todos
los priores y religiosos que estaban reunidos en capítulo,
en relación con la entrega del Sagrado Cáliz, decidieron
por unanimidad dárselo al Rey y entregar en sus manos
el Cáliz de piedra; y el Rey, que recibió en su manos
el Cáliz, queriendo dar las gracias por ello al monasterio,
dio y puso en manos del prior, para servicio del monasterio,
un Cáliz de oro de su capilla, de cinco marcas, de Zaragoza,
más una onza de peso en el que se han encontrado las
siguientes señales: tres esmeraldas, dos emblemas y
un Cristo crucificado y en asa, o sea en el medio, seis
esmeraldas, dos con las armas de Aragón, dos con los
emblemas de los Reyes y dos imágenes de San Jorge con
una cruz, y en la patena esmaltado con el Padre Eterno.
El Rey donó este cáliz de oro al monasterio con la condición
de que el abad más antiguo y los priores del mismo monasterio
no puedan vender ni empeñar ese cáliz en ningún tiempo,
para que sirva al monasterio y sea destinado sólo a
su servicio. Y el abad y los priores actuales, lo mismo
que los futuros, deben jurar que no venderán ni empeñarán
ese cáliz. El prior, después de recibir del Rey el cáliz
de oro con la patena, prometió, dando las gracias, el
mencionado pacto de no venderlo ni empeñarlo, y conservar
el cáliz, mientras estuviera en su posesión. Y en la
entrega que había hecho al monasterio, obligarse a la
observación de ese acto, como se describe más arriba.
Posteriormente
el rey Martín el Humano marcha a residir a Barcelona
y allí se llevó el Santo Cáliz. Quedó depositado en
la Capilla del Palacio Real de Barcelona puesta bajo
la advocación de Santa Águeda. A la muerte del rey Martín
en 1410 el Santo Cáliz queda en poder su esposa Margarita
de Prades. Finalmente en 1422 el rey Alfonso V el Magnánimo
recupera el Santo Cáliz para el relicario Real y nuevamente
queda depositado en la Capilla Real de Barcelona. En
1424 la corte aragonesa se traslada a Valencia y el
6 de abril de 1432 las reliquias quedan guardadas en
la capilla del Palacio del Real de Valencia que
se encontraba bajo la titularidad de Santa Catalina.
El
rey Alfonso el Magnánimo recibió un préstamo de 136.430
sueldos para sufragar los gastos de las campañas militares
en Nápoles, poniendo como garantía de devolución la
totalidad de las reliquias que disponía la Corona de
Aragón, depositadas en el Palacio del Real, entre ellas
el Santo Cáliz. Al llegar el vencimiento del préstamo
y ante la imposibilidad del rey de abonar la cantidad
prestada, entregó el Santo Cáliz a la Catedral
de Valencia el 18 de marzo de 1437, expidiéndose para
ello el documento correspondiente. La entrega fue realizada
por Joan el hermano de Alfonso el Magnánimo que ostentaba
el titulo de lugarteniente del Reino en ausencia del
rey. "lo calcer hon Jesucrist consagra lo Dijous
Sant de la Cena".
En
la Catedral permaneció hasta el 18 de marzo de 1809,
en que huyendo de las tropas napoleónicas que habían
invadido España, el canónigo de la Catedral Pedro Vicente
Calvo lo trasladó primero a Alicante (1809), luego de
nuevo a Valencia (1810), más tarde a Ibiza (1810) y
luego a Palma de Mallorca (1812), hasta que en 1813
volvió a la Catedral de Valencia.
En
1916 el Santo Cáliz fue instalado en su actual capilla
(Aula Capitular), ya que hasta ese momento el Cáliz
estaba guardado en la Sala de Reliquias de la Catedral.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) tuvo que
ser escondido fuera de la ciudad de Valencia. El 21
de Julio de 1936, unas horas antes del asalto e incendio
de la Catedral, el canónigo archivero de la Catedral,
don Elías Olmos Canalda puso a salvo el Santo Cáliz.
Entregó la sagrada copa a una feligresa de nombre María
Sabina Suey y ésta lo escondió en casa de su madre de
la calle Avellanas, 3-3º. No estando totalmente seguro
en este lugar la copa viajó hasta la calle Pelayo, 7
donde vivía Adolfo Suey, hermano de María, para volver
nuevamente a la calle Avellanas y por las mismas razones
el 30 de enero de 1937. Como la seguridad del Cáliz
no estaba garantizada, el 20 de junio de 1937 se trasladó
a casa de unos familiares de la cercana población de
Carlet, donde quedó escondido en casa de Bernardo Primo
Alufre y Lidia Navasquillo en la antigua calle Padilla,
hoy del Santo Cáliz. El 30 de marzo de 1939, el Santo
Cáliz pudo regresar a la Catedral una vez finalizada
la Guerra Civil.
En
su momento el Santo Cáliz se encontraba colocado sobre
un pedestal formado por un plano de 24 centímetros cuadrados,
sobre el que posaban sus rodillas cuatro ángeles alados,
los que sostenían la preciosa reliquia: de altura media
el pedestal diez centímetros, era todo de plata y su
construcción muy moderna. Este pedestal fue destruido
el 21 de julio de 1936 en el asalto a la Catedral.
Desde
entonces sus salidas han sido esporádicas y por motivos
de celebración: en 1959 se llevó a tierras de Aragón,
donde visitó su antiguo emplazamiento, San Juan de la
Peña, y más tarde fue trasladado a Covadonga. Se celebraba
la conmemoración del XVII Centenario de la llegada del
Grial a España. En 1964 se llevó a Carlet para celebrar
los 25 años de su ocultamiento allí.
En
1982, el Papa Juan Pablo II visitó Valencia y celebró
la Santa Misa con el Cáliz de la Ultima Cena, y en el
año 2006 (durante el V Encuentro Mundial de las familias
celebrado en el mes de julio en la ciudad de Valencia),
el Papa Benedicto XVI celebró la eucaristía con
el Santo Cáliz.
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Camino
del Santo Grial :
(Jaca) S.Juan de la Peña-Valencia
El Camino del Santo Grial viaja por el camino de la reliquia identificada como el Santo Cáliz de la Última Cena, de Aragón a Valencia, pasando por Huesca,
Zaragoza y
Teruel .
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